domingo, 21 de agosto de 2016

Walter Mignolo: poscolonialismo latinoamericano

Para acompañar la inauguración de los trabajos del Centro de Exploración y Pensamiento Crítico de la IBERO estuvo presente en México Walter Mignolo, semiólogo y académico argentino, figura central del poscolonialismo latinoamericano, quien compartió su mirada crítica con alumnos, profesores y autoridades académicas de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. Gustavo Esteva, académico del Centro de Exploración y Pensamiento Crítico de la IBERO, presentó a Walter Mignolo como un especialista en “inventar y concebir nuevas palabras, que nos digan las cosas que hoy necesitamos ver y sentir”. Mencionó que hace 20 años Walter ya olfateaba y veía que el mundo se estaba cayendo en pedazos a nuestro alrededor, por lo que empezó a buscar nuevas palabras, otras que nos digan las cosas que hace falta; y es en torno de estas palabras que Walter puso sobre la mesa que se crea toda una escuela de pensamiento y de acción. La visita de Mignolo a la IBERO se dio en un momento en que México se hunde, se llena de violencia, en que sus ciudadanos viven en todo momento, en todos los aspectos, la tragedia humana. “Cuando estamos en esta circunstancia tan crítica de nuestro país y del mundo, es realmente motivo de celebración tener aquí a Walter, que nos acompaña solidariamente en estas circunstancias, y que nos permite, con su presencia, con sus palabras, sentir de otra manera nuestra realidad”, dijo Esteva. Las palabras ya no nos dicen En su charla, Mignolo aseveró: “Las palabras ya no corresponden, ya no nos dicen. ¿Y en este momento de dónde sacamos recursos?; bueno, una de las maneras de sacar recursos es de los conceptos, de las palabras, pero también del sentido del mundo, de sentir el mundo, que está expresado en otras palabras”. Al abordar el tema de su ponencia, La ontologización de la vida y la decolonialidad del vivir, comentó que la colonialidad no es solamente el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Pentágono, la Casa Blanca o el Banco Central de la Unión Europea; la colonialidad está en todas partes, incluso en la comida, en el fast food (a modo de ejemplo comentó la investigación Decolonize Your Diet, donde dos méxico-americanas radicadas en Estados Unidos proponen recuperar la comida azteca, en contraposición a esa colonialidad alimentaria). Invitó a los presentes a que cuando piensen en la colonialidad estén atentos a lo que pasa en México, América Latina, Europa, Rusia, en China; pero alrededor de ellos. “Esto es ya un momento de alguna manera liberador; cuando empezamos a identificar qué es lo que nos está controlando, qué es lo que nos está manejando, qué es lo que nos hace vivir para comer, en vez de comer para vivir; qué es lo que nos hace vivir para trabajar, en vez de trabajar para vivir”. Cuando empezamos a entender lo que nos está pasando, comenzamos a comprender por qué nos está sucediendo. Él por ejemplo, cuando encontró la colonialidad (en Francia y en Estados Unidos; donde estudió) comprendió que no se sentía argentino porque es hijo de migrantes italianos; entonces empezó a pensar en migración, en quién emigra, de qué lado, de qué parte del mundo, a dónde. Colonialidad no es colonialismo Al continuar su charla dejó en claro que colonialidad no es colonialismo. Colonialismo son momentos históricos específicos, como el colonialismo portugués, español o inglés. En tanto que colonialidad es la lógica común a todos esos colonialismos; lo que se llama patrón colonial del poder. “Cuando decimos colonialidad queremos decir patrón colonial de poder, y lo que nos maneja es ese patrón colonial de poder. El patrón colonial del poder es la dominación del mundo. Es un pensamiento en América Latina, pero es un pensamiento para el mundo, del mundo. No podemos dejar solamente en los alemanes, en los franceses, en los estadounidenses que piensen la globalización y nosotros pensemos en Latinoamérica. Tenemos que pensar la globalización, porque tenemos otra vivencia de la globalización”. Ese patrón colonial del poder lo creó (en el siglo XVI), transformó y manejó occidente, el eurocentrismo. Ahora lo maneja Estados Unidos, es decir, el Atlántico Norte. Pero este patrón, que funcionó bastante bien para algunos, es insostenible; porque la civilización occidental ya no lo puede controlar por una disputa interestatal de China, Rusia e Irán (y otras naciones), que por ejemplo, para no ser manejados por el FMI, crearon instituciones como el Banco Chino de Desarrollo. Además Estados Unidos y la Unión Europea ya no pueden hacer lo que quieren. “Esto es lo que yo llamo desoccidentalizacion”. Descolonización y decolonialidad Para Mignolo, la colonialidad es la lógica que subyace a la modernidad y que controló a occidente; mas hoy ya no puede controlar a los que controlaba, que son el pueblo, la gente, porque las personas se están organizando. Aquí el pensador argentino resalta la importancia de distinguir la diferencia entre descolonización y decolonialidad. De la descolonización se habló durante la Guerra Fría (entre 1945 y 1980). Su objetivo fue mandar a los colonizadores a casa, para que los locales controlaran su Estado e hicieran sus gobiernos, lo que se logró y representó un triunfo. Pero la descolonización fue también un fracaso, porque los nativos hicieron exactamente lo mismo que hacían los colonizadores; es lo que pasó en Latinoamérica en el siglo XIX. En cambio, la decolonialidad no es la disputa del patrón colonial del poder; sino un desprendimiento, que debe pasar por todos los niveles: la comida, la sexualidad, el racismo, el arte, el saber, la ciencia, etcétera. “Yo no quiero ser humano” Para entender la colonialidad, pensar y hacer la decolonialidad, hay que hacerlo desde cuestiones que nos interesan fundamentalmente; que se pueden plantear de distintas maneras: la comida, la tierra, el bienestar. Walter Mignolo lo hace desde lo humano, del concepto, la palabra que ya no nos sirve: “Yo no quiero ser humano; porque el concepto humanidad construyó el racismo, construyó el sexismo”. Para este creador de conceptos clave para el pensamiento crítico y para la exploración de acciones que permiten crear nuevos horizontes de posibilidad en nuestra sociedad el concepto de humano es un problema enorme. Sostiene que liberales y progresistas dicen que todos los hombres nacemos y somos iguales, todos somos seres humanos. Pero lo que no dicen es que nacer iguales no nos dura mucho tiempo, porque inmediatamente entramos en una estructura social que ya es toda una clasificación, y cómo se clasifica: con conceptos. Los conceptos son desnaturalizados por la decolonización; Los conceptos son desnaturalizados por la decolonización; porque la decolonialidad sirve, entre otras cosas, para salirnos de esa conceptualización que nos domina. Y una vez que salimos de esa conceptualización que nos domina empezamos a inventar, a crear otra; porque queremos vivir de otra manera, a partir de otros principios. A partir de esas ideas no extraña que Mignolo diga: “Estos cuerpos que caminan en dos patas y usan las manos para crear computadoras, no es eso lo que nos hace humanos; sino lo que nos hace humanos es el lenguajeo. O sea, no tenemos lenguaje, somos lenguaje. Esto que llamamos humano es el único organismo vivo, viviente, que lenguajea. Los animales se comunican, por lo que sabemos, pero no lenguajean. Porque el lenguajeo nos lleva a la conversación, y la conversación es siempre, que no conversamos solos”. Walter Mignolo impartió su conferencia en la Sala Santa Teresa del campus de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México. En la mesa del presídium estuvo acompañado por el Maestro David Fernández Dávalos, Rector; y los doctores Juan Carlos Henríquez Mendoza y Gustavo Esteva, coordinador y académico del Centro de Exploración y Pensamiento Crítico. Centro de Exploración y Pensamiento Crítico El Centro de Exploración y Pensamiento Crítico de la IBERO es: • Un espacio que articula actividades de exploración y pensamiento con perspectiva crítica para provocar y desplegar una intervención sociocultural doble: que por un lado desafíe la noción de un “mundo determinado” al que se nos pide resignarnos por ser “el único y mejor de los posibles”, y que por otro lado provoque el reencantamiento e imaginación creativa que asuma la búsqueda y construcción del “mundo deseado”. • Es un lugar para repensar a México, para reinventar la democracia necesaria y la convivencia incluyente, para explorar nuevas fronteras de la humanidad posible. • Está inspirado en las intuiciones fundamentales del Humanismo Ignaciano e inscrito en la actual reconfiguración de las humanidades y de la vocación universitaria. • Tiene la misión de intervenir en el entorno sociocultural a través de incursiones que provoquen el despliegue de una imaginación social alterna en que se pongan en juego todas las facultades humanas: creatividad, pensamiento, sentido histórico, arte, inteligencia, deseo. Pedro Rendón / Universidad Iberoamericana

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