lunes, 30 de enero de 2012

"APUNTES DE UN VIAJE A FAGUAS" TP

El país de las mujeres
APUNTES DE UN VIAJE A FAGUAS

*Inspirado en El País de las Mujeres, de la escritora nicaragüense Gioconda Belli

Por: Soledad Arréguez, Mariel Soledad Briceño, Romina Pantano y María Daniela Yaccar

El país de las mujeres - APUNTES DE UN VIAJE A FAGUAS

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Una cronista de Muy Libre viajó a Faguas, donde hace apenas tres días ocurrió una revolución en manos femeninas: con Viviana Sansón en la presidencia, el país es el primero en el que el poder queda exclusivamente en manos de las mujeres, con la expulsión de los hombres de los cargos públicos. Aquí, las primeras impresiones de un cambio en el corazón de Latinoamérica.

Por María Soledad Pantano
Desde Faguas

--Ahora mamá tardará más en el trabajo, tiene horas extra. Te quedas con papi toda la tarde. No lo hagas enojar, ¿si?-- pregunta una cuarentona a su pequeño rebelde, de unos cinco años, que se le cuelga de sus ropas. El niño no contesta, devuelve a su madre un decidido puchero. Se le desliza como por un tobogán por las piernas, que llevan el brillo de las buenas medias adquiridas en algún local elegante de Faguas, ése país en el que acaba de ocurrir una revolución.

  Diálogos como éste se repiten en diferentes esquinas de la ciudad, en el corazón del cambio que hoy late en Latinoamérica. Y eso que “Revolución” es una palabra que parecía haber quedado archivada en el cajón de los recuerdos, patrimonio de los jóvenes siempre luchadores --cargados de “utopías”, dirán los reaccionarios-- o letra muerta en algunas publicaciones filosóficas de la posmodernidad dedicadas a dilucidar si era posible. Pero hoy es real y por eso los periodistas vuelan a Faguas como gaviotas. Años atrás, había que tener mucho olfato para presentir el cambio. Hoy en Faguas todo huele a perfume floral, a alegría femenina.
 
  La bella Viviana Sansón sonríe, con los labios pintados de rojo, en los afiches colgados en los puntos estratégicos de la ciudad, que enuncian esa polémica leyenda de “Vamos a limpiar este país”. Muy pocos quedaron íntegros: los hombres no están tan contentos con el cambio. En los cafés los comentarios son agresivos. Ahora los hombres no tienen nada que hacer. O sí. Están confinados al espacio doméstico, deberían dedicarse a lo que sus mujeres hicieron toda su vida: limpiar. Pero ellos no saben qué hacer con su tiempo. Entonces muchos vagabundean de café en café para encontrarse con otros que estén en desacuerdo, y así matar el tiempo: protestando. Seguramente habrá los que estén contentos, pasándole el lampazo al piso roñoso y cocinando algún manjar para su mujer que está por llegar de la oficina.

  Hay (malas) lenguas que dicen que todo se debió a la erupción de un volcán. Incluso, bioquímicos de diferentes países enarbolan esta teoría: se supone que lo acontecido once meses atrás con el volcán Mitre ha sido un duro golpe para la población local masculina, porque habría reducido a la mitad los niveles de testosterona en cada hombre. Por este avatar de la naturaleza y del destino, las mujeres habrían salido fortalecidas en la campaña electoral. Quizás, sólo sea una ridícula manera de justificar lo injustificable, de calmar la cuarta herida narcisista de hombres que no aceptan el cambio.

***

  La Revolución ocurrió hace apenas tres días, cuando Sansón, la titular del Partido de la Izquierda Erótica (PIE) llegó al poder con el 58 por ciento de los votos. Se trata de una revolución porque las mujeres de Faguas han decididamente tomado el poder, aunque no haya sido por la fuerza. Hoy por hoy, todas las tareas políticas están en manos de mujeres. En las últimas horas se conoció, incluso, que la Policía quedará vacía de hombres. La idea es que las mujeres monopolicen el poder, ni más ni menos. El motivo que estas mujeres explicitan es que no le ha ido muy bien a Faguas con el control en manos masculinas. Así, se pretende dar un giro a una sociedad de signo históricamente patriarcal.

  Entre otras medidas, en la campaña del PIE figuraban el traslado de los hombres al espacio doméstico durante seis meses, para que ellos comprendan lo que es vivir en el hogar sin poder adquirir autonomía en otros planos; la creación de guarderías en los lugares de trabajo para que las mujeres puedan combinar la crianza de sus hijos y su desempeño laboral; la ejecución de las tareas de limpieza con focos en los distintos barrios del país y de manera comunitaria; y otras un tanto más disparatadas, como la apertura de cursos obligatorios de Maternidad en las universidades públicas y en las escuelas secundarias, dirigidos a mujeres, pero también a hombres. La ideología del PIE se resume en el “felicismo”, la búsqueda de que todos sean felices.

  María Angélica es uno de esos seres cruzados hoy por el felicismo. Está en la parada del colectivo y sonríe de oreja a oreja. Su cartera tiene un prendedor con el rostro de Sansón; su panza, un niño al que espera desde hace siete meses. “Lo bueno de todo esto es que nos modifica en la vida cotidiana. Imagínese: hasta hace poco yo pensaba que cuando tuviera a mi bebé iba a tener que dejar mi trabajo”, desliza. “Pero si hay guarderías en nuestros espacios de trabajo, no tiene por qué ser así.” Cierra su discurso con una frase militante. “¡Aguante Viviana Sansón! ¡Aguante el PIE!”. Y se sube al colectivo con los tacones más altos que Faguas ha mostrado en el día.


FOUCAULT, NEGRI, LACLAU Y MOUFFE BRINDAN SUS APORTES PARA ENTENDER EL ASCENSO DEL PIE
Enfoques sobre la revolución en Faguas
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Los destacados filósofos se encuentran en Faguas para analizar al fenómeno de cerca. En esta entrevista, Foucault, Negri, Laclau y Mouffe discuten sobre lo que pasa en Faguas, las posibilidades de que el modelo se extienda en Latinoamérica, y marcan sus diferencias respecto de la naturaleza del cambio.

Por María Soledad Pantano
Desde Faguas

  El día en que Viviana Sansón asumió como presidenta de Faguas y pronunció su discurso en la Plaza de la Patria (rebautizada desde ese momento como la Plaza de las Mujeres) Muy Libre vio la imagen que acabaría engendrando esta nota. En primera fila, escuchaban a la funcionaria entusiasmada cuatro grandes filósofos que se acercaron a vivir de cerca este acontecimiento y que ya han sacado sus propias conclusiones: el francés Michel Foucault, el italiano Antonio Negri, la belga Chantal Mouffe y el argentino Ernesto Laclau.

  Terminado el acto, esta cronista se acercó a los filósofos y les propuso un encuentro en algún café metropolitano para debatir sobre lo sucedido e intercambiar opiniones. Lo hizo sin demasiada esperanza, conociendo las tensiones que se mueven entre los hilos de la filosofía. Pero ellos aceptaron, y gustosos.

  El encuentro es a la mañana, en el Café del Medio, ubicado en pleno centro de Faguas. Foucault es el primero en llegar. Sobretodo negro, pila de libros bajo el brazo, los anteojos de siempre; luce desanimado. Le comenta a esta cronista que está haciendo una revisión sobre el concepto de poder. En tanto, desde la calle se oye una encendida discusión. Alguien grita “imperialistas” y luego se escuchan risas. Acto seguido entran Tony Negri, Laclau y Mouffe. Marido y mujer se refugian en la complicidad, mientras que a Negri se lo ve enojado. Llega y pide un whisky. “La única manera de aguantar a estos dos lo que dure la entrevista”, murmura. Y comienza la charla.

1) ¿Hacía falta erradicar a los hombres del poder para constituir un poder propio?

Michael Foucault: -- No considero que el poder esté situado en un grupo, ya sea de  hombres o de mujeres. El poder transita transversalmente, no está quieto en los individuos. Lo que trato de explicar es que el poder no es algo dividido entre los que los que lo detentan exclusivamente y los que no lo tienen y lo soportan. Circula, más bien funciona en cadena.  Se ejercita a través de una organización reticular. Lo que concedo es que para las mujeres del PIE era necesario una nueva producción de saberes, de verdad. Claro está, que no involucre a los hombres. El problema político esencial es saber si es posible constituir una nueva política de la verdad. El problema no es cambiar la conciencia de las gentes o lo que tienen en la cabeza sino el régimen político, económico, institucional de la producción de verdad. Las mujeres del PIE empezaron por allí.

Ernesto Laclau: --Coincido con la tesis de Focault. El discurso en que se estructura la realidad se conforma a través de la articulación de significantes. Unos significantes que son vacíos, que se cargan de sentido para una sociedad determinada en tiempo y lugar conformando una verdad hegemónica. Así, esta verdad está íntimamente ligada al poder y es expresión de una lógica que pasa a actuar como lógica del conjunto social. En otras palabras, una particularidad asume una significación universal inconmensurable consigo misma. Ahora bien, siempre esta totalidad es incompleta, fallida. Para aprehenderla, debemos aprehender sus límites, distinguirla de algo diferente de sí misma, algo exterior producto de una exclusión. El que se compromete con un proceso de cambio debe producir, quiera o no, polarizaciones. En Faguas definitivamente la exclusión de los hombres fue determinante para la constitución de una nueva totalidad, una totalidad fallida. Con respecto al elemento excluido, todas las otras diferencias son equivalentes entre sí. Las mujeres más allá de sus diferencias particulares se identifican en su rechazo común al poder de los hombres, y es de esta manera que conforman su propio espacio de poder.

Antonio Negri:-- Pero el problema es que la totalidad fallida que plantea Ernesto respecto de Faguas reproduce el esquema binario de la modernidad: varones por un lado, no-varones por el otro. En la modernidad, el poder lo tenían el blanco, el varón y el europeo, entonces lo que pasa en la posmodernidad es que se liberan los no-blancos, los no-varones y los no-europeos, algo que se produce de un modo perfectamente simétrico. De repente las mujeres dijeron “paremos la pelota, busquemos el poder”. Como dice Bell Hooks, el verdadero poder de las binariedades se disuelve cuando “ponemos a jugar a las diferencias atravesando los límites”. Me gustaría ver qué pasa cuando pasen estos seis meses y los hombres se integren al poder junto con las mujeres.

Chantal Mouffe: Más allá de lo que suceda cuando los hombres vuelvan a la escena política y laboral las mujeres han realizado una jugada muy inteligente al posicionarse en un lugar de poder dejando bien en claro su proyecto de país y de sociedad. De hecho el próximo desafío del PIE será impedir que la oposición se unifique en torno a un proyecto común mientras tanto se va ganando a la mayoría para su propio proyecto de transformación. Y no me resulta erróneo que parte de ese proyecto esté conformado en oposición a otro sector de la sociedad. Coincido con Ernesto en el punto de que mucho de esto tiene que ver con la polaridad contra los hombres. Me sorprende la indignación de los hombres ante este punto, toda la política tiene que ver con la formación de un “nosotros”. Uno no puede formar un nosotros sin un “ellos”. Cualquier identidad colectiva implica dos y en este caso son hombres y mujeres.  La idea de que se podría llegar a un nosotros inclusivo completamente es impensable teóricamente y las mujeres del PIE lo tienen en claro. Aún así en mi opinión es fundamental que ellas vean a sus contrapartidas como adversarios en el poder y no como enemigos, que les permitan hacer su jugada y respeten su derecho a proponer su modelo de país.


2) ¿Conciben este acontecimiento como una verdadera revolución?

M. F.:-- Toda relación de fuerza implica en todo momento una relación de poder (que es en cierto modo su forma espontánea), y cada relación de poder se retroalimenta con un campo político del que forma parte. Decir que todo es político, significa esta omnipresencia de las relaciones de fuerza y sui inmanencia en un campo político. El PIE está por inventar las estrategias que permitirán a la vez modificar estas relaciones de fuerza y coordinarlas de forma tal que esta modificación sea posible y se inscriba en la realidad.

A.N.:-- Justamente me cuesta pensar la revolución desde el poder: la revolución consiste en los pequeños actos de rebeldía al cuerpo político global capitalista que están por todas partes, todos los días. Como dice Holloway, la rebeldía siempre es bella. Efectivamente éste es un cambio con una fuerte base instituyente, en el sentido de Castoriadis. Pero más allá de eso, la multitud es un movimiento de diferencias: ésa es la riqueza de nuestra época. En la multitud no hay varones o no-varones. Mientras se arrastre esta lógica, descreo de cualquier carácter en apariencia revolucionario. La revolución sólo será posible cuando esa multitud que no reconoce diferencias se alíe en un proyecto político y se funde lo que denomino democracia absoluta. Leí en un diario que hay un grupo de hombres que tenía intenciones de atacar a la Presidenta, vaya uno a saber si es cierto…. De todos modos, no es mi intención cuestionar al movimiento feminista, del cual he hablado muy bien en Imperio.

C. M:-- Sí, esto podría ser una revolución desde el punto de vista que propone un proyecto de sociedad radicalmente diferente al anterior, restaría ver que sucede a partir de ahora. ¡Ah! Tony… vos siempre renegando de las revoluciones provenientes de los partidos políticos. Hemos tenido esta discusión miles de veces y lo sigo sosteniendo, amigo: vos llevás la bandera de la “Antipolítica”. Sé que tu idea del cambio social no es a través de los partidos políticos sino de la sociedad civil, de la multitud. Pero eso tiene sentido en los países comunistas porque allí no se pueden usar los canales de expresión tradicionales. Esto mal que te pese es una democracia y tenemos miles de herramientas. Me gustaría que te animes a pensar la política como un instrumento de transformación de las estructuras del Estado, es inteligente construir otro tipo de estructuras paralelas pero no podemos desperdiciar las ya conformadas. O mejor dicho hay que aprovecharlas para crear una transformación. ¿O no, Ernesto?

E.L: --  Y claro Chantal… ¡Este tano cabezadura!

T.N:-- Intelectual del Imperio… Bueno, vos y tu esposa. La democracia absoluta es la única que puede constituir establemente la paz y expulsar a la guerra de la historia.

E.L: --  ¡Pero me ofusca más que el descenso de River que no contemples la importancia del momento de la articulación política! La movilización de las bases es necesaria, pero si no está acompañada de un juego de pinzas a nivel del aparato estatal esas demandas tienden a dispersarse. Por otra parte, no me atrevo a hablar aún de revolución. La heterogeneidad y la contingencia de las demandas hacen imposible determinar a priori cómo se resolverán las contradicciones internas del proyecto. Si bien es verdad que se ha dado una ruptura populista que añade nuevos significantes al discurso en que se articula la realidad, la paulatina incorporación de los hombres podría significar que, en vez de una verdadera revolución, el de estos tiempos sea un estallido focalizado en potente consumación. Sólo los hombres podrían sentirse identificados al modelo felicista en relación con un nuevo enemigo excluido. Mientras tanto, la incorporación masculina dentro del nuevo espacio del poder, tomando el discurso hegemónico para sí, continuando con el proceso de cambio radical en la sociedad, me parece imposible.


3) ¿Dónde hay que buscar la causa de este cambio?

E.L.: -- Honestamente, no me creo eso del volcán que redujo el nivel de testosterona masculina. Esos son unos spinozianos que enfatizan la pasión y la energía positiva como determinantes para alcanzar los cambios que nos acercan a la plenitud y a Dios. Por otra parte, son unos machistas que no tienen en cuenta, en todo caso, que la mujer bien puede ser la dueña de esa energía. Déjenme decirles que lejos estoy de las cuestiones metafísicas, pero si tuviera que elegir algún tipo de aura, prefiero y me atrae más el de las mujeres argentinas. Las verdaderas causas del cambio hay que buscarlas en la incapacidad del gobierno anterior para satisfacer las demandas particulares que englobaban al vasto conjunto de población que hoy vemos en el poder, de un modo diferencial. De esta manera las diferentes demandas se fueron acumulando y articulando en una cadena equivalencial unida por el rechazo a ese modelo que no la satisfacía. En otras palabras: la política adviene cuando las demandas sociales chocan con un sistema que las niega, y aparecen proyectos que disputan por articularlas.

C.M.:-- (Piensa, se muerde el labio inferior) Menos mal que estás casado con una belga, eh… Coincido con Ernesto, esto para mí es una combinación de la deficiencia del gobierno anterior en captar a la sociedad en su modelo de país. Si es que lo demostraba, ¿no? Porque con la progresiva difuminación de las diferencias entre las nociones de izquierda y derecha se ha estado abandonando la visión de la lucha política, y cuando no hay apuestas democráticas en torno a las cuales puedan cristalizar las identificaciones colectivas, su lugar es ocupado por otras formas de identificación, como los movimientos religiosos. Puede que en este caso haya sido ocupado por una identificación del movimiento feminista que más tarde se convirtió en proyecto político por sí mismo activando nuevamente el circuito de la democracia y de la lucha política que ésta necesita para sobrevivir.

A.N.:-- La causa está en los movimientos feministas --sobre todo si consideramos la segunda ola-- que formaron parte de la lucha antiimperialista. De no haber existido esta lucha, el capital se habría conformado con mantener su propio dispositivo de poder. En el ascenso del PIE se plasma aquella diferencia que planteé entre el interés general e interés común. El primero es el que dio el marco legal al Estado-nación, y está ligado precisamente al control del Estado. El segundo, en cambio, es el resultado de la actividad productiva de las singularidades dentro de la multitud. Hoy puede gobernar el PIE porque, en algún momento, se volvió de interés común el slogan feminista de que “lo personal es lo político”. Con el ascenso del PIE al poder, la cuestión feminista es una cuestión de Estado. Vuelve a ser interés general. Esta situación es inversa a lo que ocurrió en Estados Unidos con los derechos de los homosexuales: se han defendido en nombre de la privacidad. La cuestión feminista no debería ser una cuestión pública en el sentido de estar en manos del Estado, sí debería ser una cuestión común. O en todo caso tendríamos que redefinir lo público…

M.F.:-- La causa del ascenso del PIE es discursiva: es un cambio en el régimen de los discursos. Lo que hace que el poder agarre, que se le acepte, es simplemente que no pesa solamente como una fuerza que dice “no”, sino que de hecho la atraviesa, produce cosas, induce placer, forma saber, produce discursos. Cada sociedad tiene su régimen de verdad, su política general de la verdad, es decir, los tipos de discursos que ella acoge y hace funcionar como verdades. En Faguas cambió ese régimen, el discurso de lo femenino pasó adelante. Esto lleva a nuevos estatutos que se encargan de decir qué funciona como verdadero.


4) ¿El enemigo de la Izquierda Erótica es el hombre o el machismo?

M.F.:-- Entiendo que al hablar de enemigo, usted divide a la sociedad entre los que tienen el poder y aquellos que los detentan. Pero no es así. El poder está en movimiento.

A.N.:-- Insisto: si seguimos pensando en la dualidad, seguimos en la lógica de la modernidad. Lo importante es que no estamos ante un proyecto político común, o sí, pero es un proyecto político que implica una lógica de la diferencia que es la que precisamente debemos evitar.

E.L.:-- El que se compromete en un proceso de cambio debe producir, quiera o no Negri, ciertas polarizaciones.

A.N.:-- ¿De qué cambio estamos hablando, Ernesto?

E.L.:-- Depende de si hablamos de cambio en tus términos o de los míos. Los sectores que se beneficiaban de una situación anterior no van a dejar el poder de una manera absolutamente voluntaria. Lo importante es que ese proceso de polarización se efectúe ganando el consenso de otros sectores. Como dije anteriormente, la exclusión de los hombres fue determinante para la constitución de una nueva totalidad. Porque con respecto al elemento excluido, todas las otras diferencias son equivalentes entre sí. El elemento a quedar excluido es el machismo en todo caso, y no el hombre. Porque, como también he manifestado hace un rato, la realidad se constituye como discurso y, más que el hombre, es la construcción discursiva del machismo el que configura una realidad simbólica.

C.M.:-- Negri, siempre peleando nosotros tres, pero le tengo que dar la derecha a mi marido en esta: claro que hay dualidad, es como dije antes para la conformación de una identidad colectiva se necesita crear un “nosotros” y un “nosotros” sólo es un “nosotros” si existe un “ellos”. Soledad: “enemigo” ¡que palabra que habría que prohibir en el terreno político! Pero respondiendo a tu pregunta, el enemigo, el “ellos” del PIE es el machismo pero el machismo como aquella construcción social que el propio modelo que proponen modificaría. De ninguna manera la enemistad es hacia los hombres, como dije antes, el hombre es su adversario pero desde el lugar de sujeto político que detenta aquel proyecto al que están enfrentadas. Seguramente luego de los seis meses las mujeres reconocerán en los hombres a un adversario de legítima existencia y al que se debe tolerar. Se combatirán con vigor sus ideas pero jamás se cuestionará su derecho a defenderlas. De eso se trata la democracia.

                                                                                                                                       
5) ¿Por qué creen que estas mujeres exacerban lo que históricamente se les ha achacado a las mujeres, como por ejemplo la frivolidad?

M.F.:-- Se transforma en la producción de un nuevo discurso.

A.N.:-- Bueno, pero me parece que va más allá de eso. Es curioso, porque la voluntad de estar en contra precisa de un cuerpo completamente incapaz de someterse al dominio. No me explico, entonces, por qué Sansón y sus compañeras del PIE fabrican una identidad colectiva --que no respeta singularidades-- vestidas todas de rojo, exacerbando la condición sensual de la mujer. He aquí un índice de por qué no es una verdadera revolución: porque para ello se necesita de un cuerpo que muestre que es incapaz de adaptarse a la vida familiar o a las regulaciones de la vida sexual tradicional. Un cuerpo que no necesariamente tenga que vestirse igual que otros cuerpos para sentirse parte de un cuerpo político.

E.L.:-- Hombres, ¡¿A qué mujer han visto querer perder su sensualidad?! Eso es un elemento común que comparten desde el origen de los días. Y si me pongo a pensar… ¡qué tanta discusión política! Su poder sobre los hombres lo detentan con esas piernas y esas sonrisas.

C.M.:-- Emm… Ernesto compostura por favor que si te ponés pesado vamos a tener que tratar estos asuntos en casa. En realidad a mi no me sorprende que el PIE funcione con esta construcción simbólica alrededor de la construcción de la sensualidad femenina. Todo agente social está inscrito en una serie de relaciones sociales: en la producción, en la familia, entre los sexos, entre nacionalidades. Y cada una de estas relaciones sociales determina una posición del sujeto. Pero esta posición no es la expresión necesaria de aquellas relaciones sociales, sino que se define en función de los discursos existentes de las instituciones sociales vinculadas a ellos. Hay que insistir en que la masculinidad y la feminidad son construcciones sociales, ya que lo que va a determinar el carácter concreto de estas posiciones de sujeto son los discursos que construyen la masculinidad o la feminidad. Es así que todos estamos inscriptos en estas construcciones y es difícil escapar de ellas. Lo que hacen estas mujeres es transformar las construcciones sociales que las aprisionan en algo positivo. En símbolo de poder, un poder que va más allá de la sexualidad --que aparentemente mi marido conoce muy bien-- y plantea crear una nueva estructura social de género.


6) ¿Cuál fue la característica esencial de su discurso?

M.F.:-- No importan los elementos, sino las relaciones que lo rigen. Para analizar los contenidos están los estudiosos del discurso. Lo que interesa es cómo el discurso del PIE interactúa con el resto de los discursos que hay en la sociedad.

C.M.:-- Me atrae la estructura de su discurso por cómo se articula en oposición a un modelo anterior de sociedad, es lo que decía antes sobre el machismo, que funciona como un “ellos” y un lugar donde la identidad de las mujeres del PIE se ancla. También es interesante el concepto de “felicismo” en todo su aspecto simbólico pero Ernesto lo sabrá explicar mejor que yo….

E.L.: El discurso hegemónico del “felicismo” se ha ido conformando a partir de diversos significantes que antes estaban cargados de un sentido peyorativo y ahora se cargan de sentido positivo. Pretende dar un giro a una sociedad de signo históricamente patriarcal. Su objetivo es la felicidad para todos. En este sentido, busca promover la felicidad en el plano privado para que el reflejo del bienestar personal impulse el desarrollo de un país más igualitario.

A.N.:-- (Interrumpe) Cualquier similitud con la teoría del derrame de tintes neoliberales, es pura coincidencia…

E.L.:-- Son comunes en el discurso frases del tipo: “Vamos a limpiar este país, lo vamos a barrer, lo vamos a lampacear, lo vamos a dejar brillante, oloroso a ropa planchada”. A su vez, juega un papel decisivo la figura de la sensualidad que va desde el color rojo a la hora de vestirse al símbolo del PIE (la silueta de un pie con las uñas pintadas de rojo). Por otra parte, alguna de las demandas insatisfechas por el modelo anterior encuentran su espacio de desarrollo: la creación de guarderías en los lugares de trabajo para que las mujeres puedan combinar la crianza de sus hijos y su desempeño laboral, la ejecución de las tareas de limpieza con focos en los distintos barrios del país y de manera comunitaria, y otras como la apertura de cursos obligatorios de Maternidad en las universidades públicas y en las escuelas secundarias, dirigidos a mujeres, pero también a hombres.

A.N.:-- Hay un punto en el que estoy de acuerdo: la ejecución de las tareas de limpieza con focos en los barrios es una iniciativa que hace a una sociedad más cercana al código abierto. Con respecto al discurso, pasa lo mismo que con el cuerpo: este discurso puede ser novedoso en términos de lo que conocemos como política más tradicional, partidaria, y de ahí que genere cierto revuelo; pero no basta la rebeldía si no hay un trasfondo detrás que luche contra cuerpo político global capitalista. Sin embargo, lo importante de lo que pasó aquí, creo, es la demostración de la importancia de la comunicación, que es el paradigma de la posmodernidad. Sin comunicación, y sin las redes sociales que han impulsado cantidades de marchas, este acontecimiento no se hubiera producido. Aquí la multitud se ha manifestado en tanto carne, pero claro, no como cuerpo.

7) ¿Es un gobierno popular o populista?

E.L:-- ¡Populista, señores! Aquí se ha a dado la constitución de un sujeto político que reúne una pluralidad de demandas sociales hasta entonces insatisfechas. Y a la vez esto ha implicado la construcción un “otro” institucionalizado, excluido.

C.M.:-- ¡Totalmente! El populismo es la descripción de la construcción de un pueblo. Lo que Gramsci llamaría una voluntad colectiva, lo nacional-popular. Ahora, ese pueblo puede construirse de diferentes modos. Existe el populismo de izquierda y el de derecha todo depende de a qué se enfrente el “nosotros”. Mientras no sea como el populismo de derecha que estuvo tan de moda en Europa donde se construía la figura del pueblo mediante el antagonismo con los inmigrantes marginándolos será un populismo en mi opinión, beneficioso. 

A.N.:-- Disculpen –es una ironía--, pero me gusta pensar en términos de democracia, seguimos en el medio de la soberanía y la anarquía. Y no creo que estemos ante la democracia de la multitud, que consiste en una sociedad de código abierto, es decir, una sociedad cuyo código fuente se revela a todos de modo que podamos trabajar en colaboración para corregir los defectos y crear nuevos y mejores programas sociales.

8) ¿El país de las mujeres es la supresión del Estado moderno?

A.N.:-- Pensemos en el gran relato de la modernidad, que fue el marxismo. ¿Qué decía el marxismo? Que el proletariado tenía que tomar el poder. No creo que hoy la revolución tenga que ver con tomar el poder. La revolución es eso que en Multitud llamo la inteligencia del enjambre y que implica un nuevo sujeto revolucionario, que no es precisamente el obrero, porque no existen las fábricas fordistas de antes.

E.L.: -- Para nada. Aquí hay una movilización de bases, una toma del poder y una materialización de él dentro de un aparato estatal. Y no me simpatiza pensar en la supresión del Estado. La movilización de las bases es necesaria, pero si no está acompañada de un juego de pinzas a nivel del aparato estatal esas demandas tienden a dispersarse. El cambio no tiene que darse necesariamente contra las instituciones, pero todo proceso de cambio alterará el equilibrio institucional. Por eso, sostengo que es importante combinar la continuidad institucional con el proceso transformativo de las instituciones.

9) ¿Qué haya mujeres en el poder hace a un nuevo sujeto femenino?

E.L.:-- Por supuesto. A partir de la llegada de la mujer al poder, el significante se carga de un nuevo sentido, con las características que he analizado antes.

C.M.:-- Exactamente, es tal y como lo dije anteriormente esto surgió como un movimiento que pretendía modificar las bases de la construcción de género en la sociedad y  a su vez captó un proyecto político más global de país. Estas mujeres están buscando crear precisamente un nuevo sujeto femenino, ¡y un nuevo sujeto masculino también!

M.F.: Claro que lo sucedido en Faguas sirve para repensar la relación de los saberes. Para que el Estado funcione es necesario que haya del hombre a la mujer o del adulto al niño relaciones de dominación bien específicas que tienen su configuración propia y su relativa autonomía. En Faguas se produjo un cambio en la relación tradicional de dominación. Estas mujeres latinas dijeron basta.

10) Históricamente se le ha atribuido a la mujer una condición más pasional, que precisamente estas mujeres exaltan. ¿La mujer gobierna desde el deseo?

C.M.:-- La condición pasional del género femenino es una construcción pero llevarla a la política no está para nada errado, es importante reconocer el papel de las pasiones en la política, toda la dimensión afectiva que está en juego en la formación de identidades colectivas. Uno va a votar porque se identifica con un partido, porque puede encauzar su pasión hacia cierto proyecto y el hecho de que las mujeres gobiernen de manera pasional no es una falencia sino una gran fortaleza en lo que respecta a la lucha política.

A. N.:-- ¡Al fin coincidimos! Todo acto político es un acto de amor. La pulsión humana más fuerte es el amor materialista: el amor por la comunidad, que es un amor previo al amor sentimental.

11) ¿La identidad política responde hoy en Faguas a una condición de género?

M.F.:-- Empezaré por lo político. La política es una estrategia más o menos global que intenta coordinar y darles un sentido a estas relaciones de fuerza. La política no es lo que determina en última instancia o lo que sobredetermina las relaciones elementales por naturaleza neutras. El problema no es exactamente definir una postura política (lo que nos reenvía a una elección dentro de una clasificación ya hecha) sino imaginar y hacer que existan nuevos esquemas de politización. Si politizar significa conducir a posturas, a organizaciones ya hechas, todas estas relaciones de fuerza y estos mecanismos de poder que el análisis muestra, entonces no merece la pena. A las grandes técnicas de poder, como las economías multinacionales o a Estados burocráticos, debe oponerse una politización que tendrá nuevas formas.

E.L.:-- A simple vista pareciera ser así, puesto la dualidad hombre-mujer que se aprecia. Pero creo que fundamentalmente debería pasar esta dualidad por el apoyo a una idea y a un modelo, una identificación con el significante cargado de sentido que pesa en el discurso, más allá de la condición de género.

C.M.:-- Tiene algo de eso, pero también responde a un modelo de país, un nuevo proyecto de sociedad con el que Faguas se ha identificado. No olvidemos que hablamos de una presidenta electa y votada por hombres y mujeres. Hombres y mujeres que se han identificado con un modelo de país y han decidido apoyarlo.

A.N.:-- Si la identidad viene desde el Estado, estamos fritos. Lo más importante es que hagamos de los hábitos una práctica viva, un espacio para la creación y para la innovación. Creo en el poder de la singularidad unida en la carne de la multitud, no abogo por la disolución de las diferencias. La identidad puede ser individual --yo hablo de los vampiros--, eso no impide que nos articulemos y creemos colectivamente. Son las singularidades las que deben interactuar socialmente sobre la base de lo común, y es justamente en el mundo de los monstruos donde la humanidad ha de aprehender su futuro.



12) ¿Por qué necesariamente Faguas se encamina a un gobierno personalista, aún cuando se produce un cambio?

M.F.:--¿Qué indicadores hay de que un cambio de las estructuras de la sociedad de Faguas debe conducir a otro gobierno que no sea personalista? Dependerá de la construcción del discurso y los mecanismos de verdad. La verdad es poder.

E.L.:-- Michel, ¡hace cincuenta años que estás robando con esa frase! Cuanto más extendida es la cadena equivalencial, más mixta es la naturaleza de los vínculos que entran en su composición. De ahí que en Faguas, como cualquier régimen diluido en una pluralidad de fracciones que corre el riesgo de no satisfacer las demandas sociales, sea más factible y determinante un gobierno fuerte y personalista que articule los reclamos.

13) ¿Puede haber un estallido de gobiernos feministas en América Latina, tomando como ejemplo lo que pasó a comienzos del nuevo milenio con Evo Morales, Hugo Chávez, Cristina Fernández?

A.N:-- Optaré por el éxodo… (risas).

E.L.:-- Esta pregunta entra en relación con la anterior. Creo que podría darse un estallido, siempre y cuando se de en Faguas un gobierno fuerte y personalista que articule las diferentes demandas entre las mujeres en la cadena equivalencial. Esta inmensa articulación de demandas bajo un significante común es lo que ha estado pasando en estos países de Latinoamérica. Al hablar de una expansión de gobiernos feministas, hay que considerar que la cadena equivalencial ya de por sí mixta en la naturaleza de su composición, siga sumando eslabones, esta vez a nivel internacional; que siga articulando demandas similares en otras partes del mundo. Esta lógica es la que ha actuado en Argentina, Venezuela, Bolivia y Brasil. Son países muy distintos. Pero las similitudes residen en la pelea por la constitución de un espacio nacional autorregulado. La reunión de Mar del Plata en 2005, donde fracasó el intento imperialista de imponer el Alca, marcó un punto de inflexión. A partir de allí, el fortalecimiento del Mercosur y la creación de la Unasur, o la idea de un banco regional, permiten pensar en alcanzar un espacio continental autofinanciado, por ejemplo.

C.M.:-- Todo dependerá de que los partidos latinoamericanos logren posicionarse en una sana posición agonística con sus oponentes planteando esta nueva visión del mundo como bandera, pero eso correrá por cuenta de cada país. Por lo pronto tienen mucho que solucionar con respecto a este asunto, es decir, hay cada vez más mujeres en la política y me parece excelente. Es tiempo de que las mujeres puedan participar en la vida política y que lleguen a los mismos puestos que los hombres. Pero el hecho de que haya mujeres en el poder no quiere decir que éstas sean necesariamente mejores que los hombres. Creo que no se ha logrado un progreso en cuanto al tratamiento que la prensa y muchas otras personas les dan a las mujeres que juegan un papel importante en la política, ya que se hacen comentarios respecto de la manera en que se visten y de cómo se arreglan, mientras que nunca se oyen esos comentarios cuando se trata de hombres. Tenemos a Cristina Fernández, por ejemplo, que me parece una mujer muy inteligente y que además tiene una carga política propia, ya que no es presidenta por haber sido la esposa de Kirchner, sino que tiene una trayectoria personal. Me parece muy importante que ella no se sienta obligada a dejar de lado su femineidad para actuar políticamente. Tiene ideas muy claras y es una persona que está interesada en el debate intelectual. Yo espero mucho de esa presidencia.

M.F.:-- El poder no cesa de preguntarnos. Con el tiempo lo sabremos.




*Inspirado en El País de las Mujeres, de la escritora nicaragüense Gioconda Belli

Por: Soledad Arréguez, Mariel Soledad Briceño, Romina Pantano y María Daniela Yaccar

 Noticia Completa
El país de las mujeres - APUNTES DE UN VIAJE A FAGUAS

NO TODA LA INFORMACIÓN AQUÍ PUBLICADA HA SIDO DEBIDAMENTE CHEQUEADA. LEY 23.444.

Una cronista de Muy Libre viajó a Faguas, donde hace apenas tres días ocurrió una revolución en manos femeninas: con Viviana Sansón en la presidencia, el país es el primero en el que el poder queda exclusivamente en manos de las mujeres, con la expulsión de los hombres de los cargos públicos. Aquí, las primeras impresiones de un cambio en el corazón de Latinoamérica.

Por María Soledad Pantano
Desde Faguas

--Ahora mamá tardará más en el trabajo, tiene horas extra. Te quedas con papi toda la tarde. No lo hagas enojar, ¿si?-- pregunta una cuarentona a su pequeño rebelde, de unos cinco años, que se le cuelga de sus ropas. El niño no contesta, devuelve a su madre un decidido puchero. Se le desliza como por un tobogán por las piernas, que llevan el brillo de las buenas medias adquiridas en algún local elegante de Faguas, ése país en el que acaba de ocurrir una revolución.

  Diálogos como éste se repiten en diferentes esquinas de la ciudad, en el corazón del cambio que hoy late en Latinoamérica. Y eso que “Revolución” es una palabra que parecía haber quedado archivada en el cajón de los recuerdos, patrimonio de los jóvenes siempre luchadores --cargados de “utopías”, dirán los reaccionarios-- o letra muerta en algunas publicaciones filosóficas de la posmodernidad dedicadas a dilucidar si era posible. Pero hoy es real y por eso los periodistas vuelan a Faguas como gaviotas. Años atrás, había que tener mucho olfato para presentir el cambio. Hoy en Faguas todo huele a perfume floral, a alegría femenina.
 
  La bella Viviana Sansón sonríe, con los labios pintados de rojo, en los afiches colgados en los puntos estratégicos de la ciudad, que enuncian esa polémica leyenda de “Vamos a limpiar este país”. Muy pocos quedaron íntegros: los hombres no están tan contentos con el cambio. En los cafés los comentarios son agresivos. Ahora los hombres no tienen nada que hacer. O sí. Están confinados al espacio doméstico, deberían dedicarse a lo que sus mujeres hicieron toda su vida: limpiar. Pero ellos no saben qué hacer con su tiempo. Entonces muchos vagabundean de café en café para encontrarse con otros que estén en desacuerdo, y así matar el tiempo: protestando. Seguramente habrá los que estén contentos, pasándole el lampazo al piso roñoso y cocinando algún manjar para su mujer que está por llegar de la oficina.

  Hay (malas) lenguas que dicen que todo se debió a la erupción de un volcán. Incluso, bioquímicos de diferentes países enarbolan esta teoría: se supone que lo acontecido once meses atrás con el volcán Mitre ha sido un duro golpe para la población local masculina, porque habría reducido a la mitad los niveles de testosterona en cada hombre. Por este avatar de la naturaleza y del destino, las mujeres habrían salido fortalecidas en la campaña electoral. Quizás, sólo sea una ridícula manera de justificar lo injustificable, de calmar la cuarta herida narcisista de hombres que no aceptan el cambio.

***

  La Revolución ocurrió hace apenas tres días, cuando Sansón, la titular del Partido de la Izquierda Erótica (PIE) llegó al poder con el 58 por ciento de los votos. Se trata de una revolución porque las mujeres de Faguas han decididamente tomado el poder, aunque no haya sido por la fuerza. Hoy por hoy, todas las tareas políticas están en manos de mujeres. En las últimas horas se conoció, incluso, que la Policía quedará vacía de hombres. La idea es que las mujeres monopolicen el poder, ni más ni menos. El motivo que estas mujeres explicitan es que no le ha ido muy bien a Faguas con el control en manos masculinas. Así, se pretende dar un giro a una sociedad de signo históricamente patriarcal.

  Entre otras medidas, en la campaña del PIE figuraban el traslado de los hombres al espacio doméstico durante seis meses, para que ellos comprendan lo que es vivir en el hogar sin poder adquirir autonomía en otros planos; la creación de guarderías en los lugares de trabajo para que las mujeres puedan combinar la crianza de sus hijos y su desempeño laboral; la ejecución de las tareas de limpieza con focos en los distintos barrios del país y de manera comunitaria; y otras un tanto más disparatadas, como la apertura de cursos obligatorios de Maternidad en las universidades públicas y en las escuelas secundarias, dirigidos a mujeres, pero también a hombres. La ideología del PIE se resume en el “felicismo”, la búsqueda de que todos sean felices.

  María Angélica es uno de esos seres cruzados hoy por el felicismo. Está en la parada del colectivo y sonríe de oreja a oreja. Su cartera tiene un prendedor con el rostro de Sansón; su panza, un niño al que espera desde hace siete meses. “Lo bueno de todo esto es que nos modifica en la vida cotidiana. Imagínese: hasta hace poco yo pensaba que cuando tuviera a mi bebé iba a tener que dejar mi trabajo”, desliza. “Pero si hay guarderías en nuestros espacios de trabajo, no tiene por qué ser así.” Cierra su discurso con una frase militante. “¡Aguante Viviana Sansón! ¡Aguante el PIE!”. Y se sube al colectivo con los tacones más altos que Faguas ha mostrado en el día.


FOUCAULT, NEGRI, LACLAU Y MOUFFE BRINDAN SUS APORTES PARA ENTENDER EL ASCENSO DEL PIE
Enfoques sobre la revolución en Faguas
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Los destacados filósofos se encuentran en Faguas para analizar al fenómeno de cerca. En esta entrevista, Foucault, Negri, Laclau y Mouffe discuten sobre lo que pasa en Faguas, las posibilidades de que el modelo se extienda en Latinoamérica, y marcan sus diferencias respecto de la naturaleza del cambio.

Por María Soledad Pantano
Desde Faguas

  El día en que Viviana Sansón asumió como presidenta de Faguas y pronunció su discurso en la Plaza de la Patria (rebautizada desde ese momento como la Plaza de las Mujeres) Muy Libre vio la imagen que acabaría engendrando esta nota. En primera fila, escuchaban a la funcionaria entusiasmada cuatro grandes filósofos que se acercaron a vivir de cerca este acontecimiento y que ya han sacado sus propias conclusiones: el francés Michel Foucault, el italiano Antonio Negri, la belga Chantal Mouffe y el argentino Ernesto Laclau.

  Terminado el acto, esta cronista se acercó a los filósofos y les propuso un encuentro en algún café metropolitano para debatir sobre lo sucedido e intercambiar opiniones. Lo hizo sin demasiada esperanza, conociendo las tensiones que se mueven entre los hilos de la filosofía. Pero ellos aceptaron, y gustosos.

  El encuentro es a la mañana, en el Café del Medio, ubicado en pleno centro de Faguas. Foucault es el primero en llegar. Sobretodo negro, pila de libros bajo el brazo, los anteojos de siempre; luce desanimado. Le comenta a esta cronista que está haciendo una revisión sobre el concepto de poder. En tanto, desde la calle se oye una encendida discusión. Alguien grita “imperialistas” y luego se escuchan risas. Acto seguido entran Tony Negri, Laclau y Mouffe. Marido y mujer se refugian en la complicidad, mientras que a Negri se lo ve enojado. Llega y pide un whisky. “La única manera de aguantar a estos dos lo que dure la entrevista”, murmura. Y comienza la charla.

1) ¿Hacía falta erradicar a los hombres del poder para constituir un poder propio?

Michael Foucault: -- No considero que el poder esté situado en un grupo, ya sea de  hombres o de mujeres. El poder transita transversalmente, no está quieto en los individuos. Lo que trato de explicar es que el poder no es algo dividido entre los que los que lo detentan exclusivamente y los que no lo tienen y lo soportan. Circula, más bien funciona en cadena.  Se ejercita a través de una organización reticular. Lo que concedo es que para las mujeres del PIE era necesario una nueva producción de saberes, de verdad. Claro está, que no involucre a los hombres. El problema político esencial es saber si es posible constituir una nueva política de la verdad. El problema no es cambiar la conciencia de las gentes o lo que tienen en la cabeza sino el régimen político, económico, institucional de la producción de verdad. Las mujeres del PIE empezaron por allí.

Ernesto Laclau: --Coincido con la tesis de Focault. El discurso en que se estructura la realidad se conforma a través de la articulación de significantes. Unos significantes que son vacíos, que se cargan de sentido para una sociedad determinada en tiempo y lugar conformando una verdad hegemónica. Así, esta verdad está íntimamente ligada al poder y es expresión de una lógica que pasa a actuar como lógica del conjunto social. En otras palabras, una particularidad asume una significación universal inconmensurable consigo misma. Ahora bien, siempre esta totalidad es incompleta, fallida. Para aprehenderla, debemos aprehender sus límites, distinguirla de algo diferente de sí misma, algo exterior producto de una exclusión. El que se compromete con un proceso de cambio debe producir, quiera o no, polarizaciones. En Faguas definitivamente la exclusión de los hombres fue determinante para la constitución de una nueva totalidad, una totalidad fallida. Con respecto al elemento excluido, todas las otras diferencias son equivalentes entre sí. Las mujeres más allá de sus diferencias particulares se identifican en su rechazo común al poder de los hombres, y es de esta manera que conforman su propio espacio de poder.

Antonio Negri:-- Pero el problema es que la totalidad fallida que plantea Ernesto respecto de Faguas reproduce el esquema binario de la modernidad: varones por un lado, no-varones por el otro. En la modernidad, el poder lo tenían el blanco, el varón y el europeo, entonces lo que pasa en la posmodernidad es que se liberan los no-blancos, los no-varones y los no-europeos, algo que se produce de un modo perfectamente simétrico. De repente las mujeres dijeron “paremos la pelota, busquemos el poder”. Como dice Bell Hooks, el verdadero poder de las binariedades se disuelve cuando “ponemos a jugar a las diferencias atravesando los límites”. Me gustaría ver qué pasa cuando pasen estos seis meses y los hombres se integren al poder junto con las mujeres.

Chantal Mouffe: Más allá de lo que suceda cuando los hombres vuelvan a la escena política y laboral las mujeres han realizado una jugada muy inteligente al posicionarse en un lugar de poder dejando bien en claro su proyecto de país y de sociedad. De hecho el próximo desafío del PIE será impedir que la oposición se unifique en torno a un proyecto común mientras tanto se va ganando a la mayoría para su propio proyecto de transformación. Y no me resulta erróneo que parte de ese proyecto esté conformado en oposición a otro sector de la sociedad. Coincido con Ernesto en el punto de que mucho de esto tiene que ver con la polaridad contra los hombres. Me sorprende la indignación de los hombres ante este punto, toda la política tiene que ver con la formación de un “nosotros”. Uno no puede formar un nosotros sin un “ellos”. Cualquier identidad colectiva implica dos y en este caso son hombres y mujeres.  La idea de que se podría llegar a un nosotros inclusivo completamente es impensable teóricamente y las mujeres del PIE lo tienen en claro. Aún así en mi opinión es fundamental que ellas vean a sus contrapartidas como adversarios en el poder y no como enemigos, que les permitan hacer su jugada y respeten su derecho a proponer su modelo de país.


2) ¿Conciben este acontecimiento como una verdadera revolución?

M. F.:-- Toda relación de fuerza implica en todo momento una relación de poder (que es en cierto modo su forma espontánea), y cada relación de poder se retroalimenta con un campo político del que forma parte. Decir que todo es político, significa esta omnipresencia de las relaciones de fuerza y sui inmanencia en un campo político. El PIE está por inventar las estrategias que permitirán a la vez modificar estas relaciones de fuerza y coordinarlas de forma tal que esta modificación sea posible y se inscriba en la realidad.

A.N.:-- Justamente me cuesta pensar la revolución desde el poder: la revolución consiste en los pequeños actos de rebeldía al cuerpo político global capitalista que están por todas partes, todos los días. Como dice Holloway, la rebeldía siempre es bella. Efectivamente éste es un cambio con una fuerte base instituyente, en el sentido de Castoriadis. Pero más allá de eso, la multitud es un movimiento de diferencias: ésa es la riqueza de nuestra época. En la multitud no hay varones o no-varones. Mientras se arrastre esta lógica, descreo de cualquier carácter en apariencia revolucionario. La revolución sólo será posible cuando esa multitud que no reconoce diferencias se alíe en un proyecto político y se funde lo que denomino democracia absoluta. Leí en un diario que hay un grupo de hombres que tenía intenciones de atacar a la Presidenta, vaya uno a saber si es cierto…. De todos modos, no es mi intención cuestionar al movimiento feminista, del cual he hablado muy bien en Imperio.

C. M:-- Sí, esto podría ser una revolución desde el punto de vista que propone un proyecto de sociedad radicalmente diferente al anterior, restaría ver que sucede a partir de ahora. ¡Ah! Tony… vos siempre renegando de las revoluciones provenientes de los partidos políticos. Hemos tenido esta discusión miles de veces y lo sigo sosteniendo, amigo: vos llevás la bandera de la “Antipolítica”. Sé que tu idea del cambio social no es a través de los partidos políticos sino de la sociedad civil, de la multitud. Pero eso tiene sentido en los países comunistas porque allí no se pueden usar los canales de expresión tradicionales. Esto mal que te pese es una democracia y tenemos miles de herramientas. Me gustaría que te animes a pensar la política como un instrumento de transformación de las estructuras del Estado, es inteligente construir otro tipo de estructuras paralelas pero no podemos desperdiciar las ya conformadas. O mejor dicho hay que aprovecharlas para crear una transformación. ¿O no, Ernesto?

E.L: --  Y claro Chantal… ¡Este tano cabezadura!

T.N:-- Intelectual del Imperio… Bueno, vos y tu esposa. La democracia absoluta es la única que puede constituir establemente la paz y expulsar a la guerra de la historia.

E.L: --  ¡Pero me ofusca más que el descenso de River que no contemples la importancia del momento de la articulación política! La movilización de las bases es necesaria, pero si no está acompañada de un juego de pinzas a nivel del aparato estatal esas demandas tienden a dispersarse. Por otra parte, no me atrevo a hablar aún de revolución. La heterogeneidad y la contingencia de las demandas hacen imposible determinar a priori cómo se resolverán las contradicciones internas del proyecto. Si bien es verdad que se ha dado una ruptura populista que añade nuevos significantes al discurso en que se articula la realidad, la paulatina incorporación de los hombres podría significar que, en vez de una verdadera revolución, el de estos tiempos sea un estallido focalizado en potente consumación. Sólo los hombres podrían sentirse identificados al modelo felicista en relación con un nuevo enemigo excluido. Mientras tanto, la incorporación masculina dentro del nuevo espacio del poder, tomando el discurso hegemónico para sí, continuando con el proceso de cambio radical en la sociedad, me parece imposible.


3) ¿Dónde hay que buscar la causa de este cambio?

E.L.: -- Honestamente, no me creo eso del volcán que redujo el nivel de testosterona masculina. Esos son unos spinozianos que enfatizan la pasión y la energía positiva como determinantes para alcanzar los cambios que nos acercan a la plenitud y a Dios. Por otra parte, son unos machistas que no tienen en cuenta, en todo caso, que la mujer bien puede ser la dueña de esa energía. Déjenme decirles que lejos estoy de las cuestiones metafísicas, pero si tuviera que elegir algún tipo de aura, prefiero y me atrae más el de las mujeres argentinas. Las verdaderas causas del cambio hay que buscarlas en la incapacidad del gobierno anterior para satisfacer las demandas particulares que englobaban al vasto conjunto de población que hoy vemos en el poder, de un modo diferencial. De esta manera las diferentes demandas se fueron acumulando y articulando en una cadena equivalencial unida por el rechazo a ese modelo que no la satisfacía. En otras palabras: la política adviene cuando las demandas sociales chocan con un sistema que las niega, y aparecen proyectos que disputan por articularlas.

C.M.:-- (Piensa, se muerde el labio inferior) Menos mal que estás casado con una belga, eh… Coincido con Ernesto, esto para mí es una combinación de la deficiencia del gobierno anterior en captar a la sociedad en su modelo de país. Si es que lo demostraba, ¿no? Porque con la progresiva difuminación de las diferencias entre las nociones de izquierda y derecha se ha estado abandonando la visión de la lucha política, y cuando no hay apuestas democráticas en torno a las cuales puedan cristalizar las identificaciones colectivas, su lugar es ocupado por otras formas de identificación, como los movimientos religiosos. Puede que en este caso haya sido ocupado por una identificación del movimiento feminista que más tarde se convirtió en proyecto político por sí mismo activando nuevamente el circuito de la democracia y de la lucha política que ésta necesita para sobrevivir.

A.N.:-- La causa está en los movimientos feministas --sobre todo si consideramos la segunda ola-- que formaron parte de la lucha antiimperialista. De no haber existido esta lucha, el capital se habría conformado con mantener su propio dispositivo de poder. En el ascenso del PIE se plasma aquella diferencia que planteé entre el interés general e interés común. El primero es el que dio el marco legal al Estado-nación, y está ligado precisamente al control del Estado. El segundo, en cambio, es el resultado de la actividad productiva de las singularidades dentro de la multitud. Hoy puede gobernar el PIE porque, en algún momento, se volvió de interés común el slogan feminista de que “lo personal es lo político”. Con el ascenso del PIE al poder, la cuestión feminista es una cuestión de Estado. Vuelve a ser interés general. Esta situación es inversa a lo que ocurrió en Estados Unidos con los derechos de los homosexuales: se han defendido en nombre de la privacidad. La cuestión feminista no debería ser una cuestión pública en el sentido de estar en manos del Estado, sí debería ser una cuestión común. O en todo caso tendríamos que redefinir lo público…

M.F.:-- La causa del ascenso del PIE es discursiva: es un cambio en el régimen de los discursos. Lo que hace que el poder agarre, que se le acepte, es simplemente que no pesa solamente como una fuerza que dice “no”, sino que de hecho la atraviesa, produce cosas, induce placer, forma saber, produce discursos. Cada sociedad tiene su régimen de verdad, su política general de la verdad, es decir, los tipos de discursos que ella acoge y hace funcionar como verdades. En Faguas cambió ese régimen, el discurso de lo femenino pasó adelante. Esto lleva a nuevos estatutos que se encargan de decir qué funciona como verdadero.


4) ¿El enemigo de la Izquierda Erótica es el hombre o el machismo?

M.F.:-- Entiendo que al hablar de enemigo, usted divide a la sociedad entre los que tienen el poder y aquellos que los detentan. Pero no es así. El poder está en movimiento.

A.N.:-- Insisto: si seguimos pensando en la dualidad, seguimos en la lógica de la modernidad. Lo importante es que no estamos ante un proyecto político común, o sí, pero es un proyecto político que implica una lógica de la diferencia que es la que precisamente debemos evitar.

E.L.:-- El que se compromete en un proceso de cambio debe producir, quiera o no Negri, ciertas polarizaciones.

A.N.:-- ¿De qué cambio estamos hablando, Ernesto?

E.L.:-- Depende de si hablamos de cambio en tus términos o de los míos. Los sectores que se beneficiaban de una situación anterior no van a dejar el poder de una manera absolutamente voluntaria. Lo importante es que ese proceso de polarización se efectúe ganando el consenso de otros sectores. Como dije anteriormente, la exclusión de los hombres fue determinante para la constitución de una nueva totalidad. Porque con respecto al elemento excluido, todas las otras diferencias son equivalentes entre sí. El elemento a quedar excluido es el machismo en todo caso, y no el hombre. Porque, como también he manifestado hace un rato, la realidad se constituye como discurso y, más que el hombre, es la construcción discursiva del machismo el que configura una realidad simbólica.

C.M.:-- Negri, siempre peleando nosotros tres, pero le tengo que dar la derecha a mi marido en esta: claro que hay dualidad, es como dije antes para la conformación de una identidad colectiva se necesita crear un “nosotros” y un “nosotros” sólo es un “nosotros” si existe un “ellos”. Soledad: “enemigo” ¡que palabra que habría que prohibir en el terreno político! Pero respondiendo a tu pregunta, el enemigo, el “ellos” del PIE es el machismo pero el machismo como aquella construcción social que el propio modelo que proponen modificaría. De ninguna manera la enemistad es hacia los hombres, como dije antes, el hombre es su adversario pero desde el lugar de sujeto político que detenta aquel proyecto al que están enfrentadas. Seguramente luego de los seis meses las mujeres reconocerán en los hombres a un adversario de legítima existencia y al que se debe tolerar. Se combatirán con vigor sus ideas pero jamás se cuestionará su derecho a defenderlas. De eso se trata la democracia.

                                                                                                                                       
5) ¿Por qué creen que estas mujeres exacerban lo que históricamente se les ha achacado a las mujeres, como por ejemplo la frivolidad?

M.F.:-- Se transforma en la producción de un nuevo discurso.

A.N.:-- Bueno, pero me parece que va más allá de eso. Es curioso, porque la voluntad de estar en contra precisa de un cuerpo completamente incapaz de someterse al dominio. No me explico, entonces, por qué Sansón y sus compañeras del PIE fabrican una identidad colectiva --que no respeta singularidades-- vestidas todas de rojo, exacerbando la condición sensual de la mujer. He aquí un índice de por qué no es una verdadera revolución: porque para ello se necesita de un cuerpo que muestre que es incapaz de adaptarse a la vida familiar o a las regulaciones de la vida sexual tradicional. Un cuerpo que no necesariamente tenga que vestirse igual que otros cuerpos para sentirse parte de un cuerpo político.

E.L.:-- Hombres, ¡¿A qué mujer han visto querer perder su sensualidad?! Eso es un elemento común que comparten desde el origen de los días. Y si me pongo a pensar… ¡qué tanta discusión política! Su poder sobre los hombres lo detentan con esas piernas y esas sonrisas.

C.M.:-- Emm… Ernesto compostura por favor que si te ponés pesado vamos a tener que tratar estos asuntos en casa. En realidad a mi no me sorprende que el PIE funcione con esta construcción simbólica alrededor de la construcción de la sensualidad femenina. Todo agente social está inscrito en una serie de relaciones sociales: en la producción, en la familia, entre los sexos, entre nacionalidades. Y cada una de estas relaciones sociales determina una posición del sujeto. Pero esta posición no es la expresión necesaria de aquellas relaciones sociales, sino que se define en función de los discursos existentes de las instituciones sociales vinculadas a ellos. Hay que insistir en que la masculinidad y la feminidad son construcciones sociales, ya que lo que va a determinar el carácter concreto de estas posiciones de sujeto son los discursos que construyen la masculinidad o la feminidad. Es así que todos estamos inscriptos en estas construcciones y es difícil escapar de ellas. Lo que hacen estas mujeres es transformar las construcciones sociales que las aprisionan en algo positivo. En símbolo de poder, un poder que va más allá de la sexualidad --que aparentemente mi marido conoce muy bien-- y plantea crear una nueva estructura social de género.


6) ¿Cuál fue la característica esencial de su discurso?

M.F.:-- No importan los elementos, sino las relaciones que lo rigen. Para analizar los contenidos están los estudiosos del discurso. Lo que interesa es cómo el discurso del PIE interactúa con el resto de los discursos que hay en la sociedad.

C.M.:-- Me atrae la estructura de su discurso por cómo se articula en oposición a un modelo anterior de sociedad, es lo que decía antes sobre el machismo, que funciona como un “ellos” y un lugar donde la identidad de las mujeres del PIE se ancla. También es interesante el concepto de “felicismo” en todo su aspecto simbólico pero Ernesto lo sabrá explicar mejor que yo….

E.L.: El discurso hegemónico del “felicismo” se ha ido conformando a partir de diversos significantes que antes estaban cargados de un sentido peyorativo y ahora se cargan de sentido positivo. Pretende dar un giro a una sociedad de signo históricamente patriarcal. Su objetivo es la felicidad para todos. En este sentido, busca promover la felicidad en el plano privado para que el reflejo del bienestar personal impulse el desarrollo de un país más igualitario.

A.N.:-- (Interrumpe) Cualquier similitud con la teoría del derrame de tintes neoliberales, es pura coincidencia…

E.L.:-- Son comunes en el discurso frases del tipo: “Vamos a limpiar este país, lo vamos a barrer, lo vamos a lampacear, lo vamos a dejar brillante, oloroso a ropa planchada”. A su vez, juega un papel decisivo la figura de la sensualidad que va desde el color rojo a la hora de vestirse al símbolo del PIE (la silueta de un pie con las uñas pintadas de rojo). Por otra parte, alguna de las demandas insatisfechas por el modelo anterior encuentran su espacio de desarrollo: la creación de guarderías en los lugares de trabajo para que las mujeres puedan combinar la crianza de sus hijos y su desempeño laboral, la ejecución de las tareas de limpieza con focos en los distintos barrios del país y de manera comunitaria, y otras como la apertura de cursos obligatorios de Maternidad en las universidades públicas y en las escuelas secundarias, dirigidos a mujeres, pero también a hombres.

A.N.:-- Hay un punto en el que estoy de acuerdo: la ejecución de las tareas de limpieza con focos en los barrios es una iniciativa que hace a una sociedad más cercana al código abierto. Con respecto al discurso, pasa lo mismo que con el cuerpo: este discurso puede ser novedoso en términos de lo que conocemos como política más tradicional, partidaria, y de ahí que genere cierto revuelo; pero no basta la rebeldía si no hay un trasfondo detrás que luche contra cuerpo político global capitalista. Sin embargo, lo importante de lo que pasó aquí, creo, es la demostración de la importancia de la comunicación, que es el paradigma de la posmodernidad. Sin comunicación, y sin las redes sociales que han impulsado cantidades de marchas, este acontecimiento no se hubiera producido. Aquí la multitud se ha manifestado en tanto carne, pero claro, no como cuerpo.

7) ¿Es un gobierno popular o populista?

E.L:-- ¡Populista, señores! Aquí se ha a dado la constitución de un sujeto político que reúne una pluralidad de demandas sociales hasta entonces insatisfechas. Y a la vez esto ha implicado la construcción un “otro” institucionalizado, excluido.

C.M.:-- ¡Totalmente! El populismo es la descripción de la construcción de un pueblo. Lo que Gramsci llamaría una voluntad colectiva, lo nacional-popular. Ahora, ese pueblo puede construirse de diferentes modos. Existe el populismo de izquierda y el de derecha todo depende de a qué se enfrente el “nosotros”. Mientras no sea como el populismo de derecha que estuvo tan de moda en Europa donde se construía la figura del pueblo mediante el antagonismo con los inmigrantes marginándolos será un populismo en mi opinión, beneficioso. 

A.N.:-- Disculpen –es una ironía--, pero me gusta pensar en términos de democracia, seguimos en el medio de la soberanía y la anarquía. Y no creo que estemos ante la democracia de la multitud, que consiste en una sociedad de código abierto, es decir, una sociedad cuyo código fuente se revela a todos de modo que podamos trabajar en colaboración para corregir los defectos y crear nuevos y mejores programas sociales.

8) ¿El país de las mujeres es la supresión del Estado moderno?

A.N.:-- Pensemos en el gran relato de la modernidad, que fue el marxismo. ¿Qué decía el marxismo? Que el proletariado tenía que tomar el poder. No creo que hoy la revolución tenga que ver con tomar el poder. La revolución es eso que en Multitud llamo la inteligencia del enjambre y que implica un nuevo sujeto revolucionario, que no es precisamente el obrero, porque no existen las fábricas fordistas de antes.

E.L.: -- Para nada. Aquí hay una movilización de bases, una toma del poder y una materialización de él dentro de un aparato estatal. Y no me simpatiza pensar en la supresión del Estado. La movilización de las bases es necesaria, pero si no está acompañada de un juego de pinzas a nivel del aparato estatal esas demandas tienden a dispersarse. El cambio no tiene que darse necesariamente contra las instituciones, pero todo proceso de cambio alterará el equilibrio institucional. Por eso, sostengo que es importante combinar la continuidad institucional con el proceso transformativo de las instituciones.

9) ¿Qué haya mujeres en el poder hace a un nuevo sujeto femenino?

E.L.:-- Por supuesto. A partir de la llegada de la mujer al poder, el significante se carga de un nuevo sentido, con las características que he analizado antes.

C.M.:-- Exactamente, es tal y como lo dije anteriormente esto surgió como un movimiento que pretendía modificar las bases de la construcción de género en la sociedad y  a su vez captó un proyecto político más global de país. Estas mujeres están buscando crear precisamente un nuevo sujeto femenino, ¡y un nuevo sujeto masculino también!

M.F.: Claro que lo sucedido en Faguas sirve para repensar la relación de los saberes. Para que el Estado funcione es necesario que haya del hombre a la mujer o del adulto al niño relaciones de dominación bien específicas que tienen su configuración propia y su relativa autonomía. En Faguas se produjo un cambio en la relación tradicional de dominación. Estas mujeres latinas dijeron basta.

10) Históricamente se le ha atribuido a la mujer una condición más pasional, que precisamente estas mujeres exaltan. ¿La mujer gobierna desde el deseo?

C.M.:-- La condición pasional del género femenino es una construcción pero llevarla a la política no está para nada errado, es importante reconocer el papel de las pasiones en la política, toda la dimensión afectiva que está en juego en la formación de identidades colectivas. Uno va a votar porque se identifica con un partido, porque puede encauzar su pasión hacia cierto proyecto y el hecho de que las mujeres gobiernen de manera pasional no es una falencia sino una gran fortaleza en lo que respecta a la lucha política.

A. N.:-- ¡Al fin coincidimos! Todo acto político es un acto de amor. La pulsión humana más fuerte es el amor materialista: el amor por la comunidad, que es un amor previo al amor sentimental.

11) ¿La identidad política responde hoy en Faguas a una condición de género?

M.F.:-- Empezaré por lo político. La política es una estrategia más o menos global que intenta coordinar y darles un sentido a estas relaciones de fuerza. La política no es lo que determina en última instancia o lo que sobredetermina las relaciones elementales por naturaleza neutras. El problema no es exactamente definir una postura política (lo que nos reenvía a una elección dentro de una clasificación ya hecha) sino imaginar y hacer que existan nuevos esquemas de politización. Si politizar significa conducir a posturas, a organizaciones ya hechas, todas estas relaciones de fuerza y estos mecanismos de poder que el análisis muestra, entonces no merece la pena. A las grandes técnicas de poder, como las economías multinacionales o a Estados burocráticos, debe oponerse una politización que tendrá nuevas formas.

E.L.:-- A simple vista pareciera ser así, puesto la dualidad hombre-mujer que se aprecia. Pero creo que fundamentalmente debería pasar esta dualidad por el apoyo a una idea y a un modelo, una identificación con el significante cargado de sentido que pesa en el discurso, más allá de la condición de género.

C.M.:-- Tiene algo de eso, pero también responde a un modelo de país, un nuevo proyecto de sociedad con el que Faguas se ha identificado. No olvidemos que hablamos de una presidenta electa y votada por hombres y mujeres. Hombres y mujeres que se han identificado con un modelo de país y han decidido apoyarlo.

A.N.:-- Si la identidad viene desde el Estado, estamos fritos. Lo más importante es que hagamos de los hábitos una práctica viva, un espacio para la creación y para la innovación. Creo en el poder de la singularidad unida en la carne de la multitud, no abogo por la disolución de las diferencias. La identidad puede ser individual --yo hablo de los vampiros--, eso no impide que nos articulemos y creemos colectivamente. Son las singularidades las que deben interactuar socialmente sobre la base de lo común, y es justamente en el mundo de los monstruos donde la humanidad ha de aprehender su futuro.



12) ¿Por qué necesariamente Faguas se encamina a un gobierno personalista, aún cuando se produce un cambio?

M.F.:--¿Qué indicadores hay de que un cambio de las estructuras de la sociedad de Faguas debe conducir a otro gobierno que no sea personalista? Dependerá de la construcción del discurso y los mecanismos de verdad. La verdad es poder.

E.L.:-- Michel, ¡hace cincuenta años que estás robando con esa frase! Cuanto más extendida es la cadena equivalencial, más mixta es la naturaleza de los vínculos que entran en su composición. De ahí que en Faguas, como cualquier régimen diluido en una pluralidad de fracciones que corre el riesgo de no satisfacer las demandas sociales, sea más factible y determinante un gobierno fuerte y personalista que articule los reclamos.

13) ¿Puede haber un estallido de gobiernos feministas en América Latina, tomando como ejemplo lo que pasó a comienzos del nuevo milenio con Evo Morales, Hugo Chávez, Cristina Fernández?

A.N:-- Optaré por el éxodo… (risas).

E.L.:-- Esta pregunta entra en relación con la anterior. Creo que podría darse un estallido, siempre y cuando se de en Faguas un gobierno fuerte y personalista que articule las diferentes demandas entre las mujeres en la cadena equivalencial. Esta inmensa articulación de demandas bajo un significante común es lo que ha estado pasando en estos países de Latinoamérica. Al hablar de una expansión de gobiernos feministas, hay que considerar que la cadena equivalencial ya de por sí mixta en la naturaleza de su composición, siga sumando eslabones, esta vez a nivel internacional; que siga articulando demandas similares en otras partes del mundo. Esta lógica es la que ha actuado en Argentina, Venezuela, Bolivia y Brasil. Son países muy distintos. Pero las similitudes residen en la pelea por la constitución de un espacio nacional autorregulado. La reunión de Mar del Plata en 2005, donde fracasó el intento imperialista de imponer el Alca, marcó un punto de inflexión. A partir de allí, el fortalecimiento del Mercosur y la creación de la Unasur, o la idea de un banco regional, permiten pensar en alcanzar un espacio continental autofinanciado, por ejemplo.

C.M.:-- Todo dependerá de que los partidos latinoamericanos logren posicionarse en una sana posición agonística con sus oponentes planteando esta nueva visión del mundo como bandera, pero eso correrá por cuenta de cada país. Por lo pronto tienen mucho que solucionar con respecto a este asunto, es decir, hay cada vez más mujeres en la política y me parece excelente. Es tiempo de que las mujeres puedan participar en la vida política y que lleguen a los mismos puestos que los hombres. Pero el hecho de que haya mujeres en el poder no quiere decir que éstas sean necesariamente mejores que los hombres. Creo que no se ha logrado un progreso en cuanto al tratamiento que la prensa y muchas otras personas les dan a las mujeres que juegan un papel importante en la política, ya que se hacen comentarios respecto de la manera en que se visten y de cómo se arreglan, mientras que nunca se oyen esos comentarios cuando se trata de hombres. Tenemos a Cristina Fernández, por ejemplo, que me parece una mujer muy inteligente y que además tiene una carga política propia, ya que no es presidenta por haber sido la esposa de Kirchner, sino que tiene una trayectoria personal. Me parece muy importante que ella no se sienta obligada a dejar de lado su femineidad para actuar políticamente. Tiene ideas muy claras y es una persona que está interesada en el debate intelectual. Yo espero mucho de esa presidencia.

M.F.:-- El poder no cesa de preguntarnos. Con el tiempo lo sabremos.


"Despertando a la vida" TP


Por Jesica Aizo y Carolina Pivotto

Nuestro trabajo se centrará en el análisis de la película del director Richard Linklater, estrenada en el 2001: “Waking Life” (Despertando a la vida). La elección de esta obra se basa en que pudimos encontrar en ella muchas conexiones con los textos propuestos por la cátedra durante el seminario. La dinámica misma de la película nos permite huir de un orden demasiado lineal y jugar con la polifonía que, creemos, es constitutiva del filme y de lo que nos generó la cursada de la materia.


WAKING LIFE

Ya desde el título la película nos resulta sugerente: presenta la disyuntiva que se genera entre un antes y un después, un estar dormido y un despertar. Es lo que define la trayectoria del “viaje” que realizará el protagonista durante la diégesis. Así mismo, como veremos más adelante, la polisemia del verbo “soñar” también va a determinar el transcurso de la historia.

Pensamos que despertar a la vida implica para el protagonista el trayecto que lo llevará a asumirse como un auténtico dasein, un auténtico ser ahí, según Heidegger. Es la interacción con los distintos personajes que aparecen en la película la que,  por un lado, lo ayudará a despertar y, por otro, convierte al filme en un verdadero discurso polifónico, en el sentido de Bajtín.  De hecho, consideramos que desde la estructura dialógica que organiza la trama y desde todas las dimensiones de la película (música, arte, color) Tony Negri diría que es un filme carnavalesco: el sentido no está dado de una vez por todas y desde una voz determinada, sino que nace de la unión de los diferentes puntos de vista.

“En la concepción polifónica del relato ya no existe un centro que dicte el sentido, sino que este surge únicamente del intercambio entre todas las singularidades en diálogo. Todas ellas se expresan libremente y crean en conjunto, a través de sus diálogos las estructuras narrativas comunes. En otras palabras, la narración polifónica de Bajtín plantea en términos lingüísticos una noción de la producción de lo común en una estructura de red abierta y distribuida”.   [1]

Este es uno de los puntos centrales que creemos deben ser destacados: elegimos esta película porque nos permitió reflexionar acerca de los textos del seminario y además porque tiene que ver con la constitución intrínseca de lo que nos propuso la materia, esto es lo que Castoriadis definiría como la ruptura de la clausura de la significación, la autorreflexibidad que nos convierte en individuos autónomos.  En este sentido, la no linealidad de la película que se evidencia desde la trama misma, tiene que ver con la interrogación ilimitada de la que habla Castoriadis, de la imposibilidad de que el magma de significaciones en el que estamos inmersos encuentre un cierre definitivo.

Por otra parte, podemos decir que las distintas “voces” le dan la “conciencia de sí” que el protagonista necesita ineludiblemente para vivir auténticamente, es decir, funcionan como lo que Heidegger denomina “voz de la conciencia”. Otra conclusión posible en este punto es concebir esta idea en sentido spinoziano: los otros no son más que expresiones de mí mismo, de lo que soy.

En torno de esta idea, además, encontramos dos referencias interesantes en la película. Por un lado, la escena del hombre preso que planea su venganza contra los que lo encerraron nos hace pensar en que la incapacidad de ver al otro como parte de uno mismo, nos “encarcela”, nos deja prisioneros de la bronca. Por otro lado, algo similar sucede en la escena en la cual los dos sujetos se pegan el tiro en el bar: el otro soy yo mismo.

La película comienza con una frase que pensamos es el gran disparador en torno del cual girará todo nuestro análisis: “Los sueños son tu destino”. Este enunciado nos eyecta al mundo de la pura posibilidad de la que habla Heidegger. Es el mismo individuo que Hannah Arendt describe como un ser milagroso en tanto tiene en sus manos y en su mente la capacidad de empezar siempre de nuevo.      

Por otra parte, la frase nos hace pensar en la idea que propone Tony Negri en su análisis de la multitud como motor para el cambio. El autor plantea que gracias a la acción multitudinaria “otro mundo es posible, un mundo mejor y más democrático. Lo que importa es promover nuestro anhelo de ese mundo”.[2]

La película tiene múltiples referencias a la concepción existencialista del sujeto y del mundo. El protagonista, que no tiene ni nombre ni paradero específico podría ser cualquiera de nosotros. No es presencia, sino pura existencia. Es un ser ahí. El director logra plasmar una idea tan abstracta como esta, a lo largo de todo el filme. Cuando el protagonista se eleva, o no puede ver la hora en el reloj, queda plasmada la idea de la imposibilidad de anclarse en el tiempo y en el espacio. De hecho hay una referencia concreta a esta corriente filosófica en la escena en la cual el protagonista asiste a una clase de existencialismo. Las palabras del profesor nos resultan tan ilustrativas que creemos merecen la extensión de la siguiente cita:

“El existencialismo no es una moda francesa más o una curiosidad histórica, tiene algo que ofrecernos en este nuevo siglo. Estamos perdiendo la virtud de vivir la vida apasionadamente, el sentido de responsabilidad, la habilidad de hacer algo con nuestra vida y de amar la vida.[3] El existencialismo, se toma como una filosofía de la desesperación. Pero yo creo que es exactamente lo contrario,  no es un sentimiento de angustia sobre la vida, sino de control sobre la misma. Cada quien crea su vida”.

Ya a solas con el protagonista, el profesor continúa:

“Cuando leo a los posmodernistas tengo la terrible sensación de que se olvidan de algo esencial.  Entre más hablas de una persona como una construcción social o una convergencia de fuerzas, o dices que está fragmentada o marginada, lo que haces es abrir un mundo nuevo de excusas. Cuando Sartre habla de responsabilidad, es algo muy concreto, somos tu y yo hablando, tomando decisiones y aceptando las consecuencias”.

En estas palabras encontramos fuertes ecos del Heidegger más existencialista. Para él nada determina al dasein, este es in-fundado. Siguiendo en relación a estos términos podemos pensar en Foucault cuando plantea que el discurso del poder y del saber se construye social y discursivamente.

El profesor continúa hablando con el protagonista y le explica que aunque hay más de 6 mil millones de personas en el mundo, lo que cada uno hace, marca la diferencia, no debemos dejarnos llevar y vernos como víctimas de varias fuerzas. Esto nos remite al sujeto que describen Castoriadis y Arendt, al individuo creativo, milagroso, capaz de empezar siempre de nuevo.

Ya dijimos que el protagonista realiza un viaje de la inautenticidad a la autenticidad (Heidegger), de la heteronomía a la autonomía (Castoriadis), y esto lo podemos ver en una de las escenas iniciales, en la que una especie de taxi-barco ofrece llevarlo hacia “algún lugar”. En ese momento, es el otro pasajero que viajaba con él, quien decide su destino. El sentido de su vida está dado y ordenado con anterioridad. En una de las escenas finales, cuando el protagonista se encuentra con una mujer en una estación y mira retrospectivamente su vida, se reconoce como un ser pasivo “dejando que la información le llegue”. Es decir, está diluido en el mundo del se, de lo uno. Es este el lugar de la inacción, o del temor que Arendt describe como propio del prejuicio.  La autora plantea que la función del prejuicio es “preservar, defender a quien juzga de exponerse abiertamente a lo real y de tener que afrontarlo pensando”.  

 En relación con lo anterior, en otra escena del filme en la que el protagonista conversa con un joven éste le plantea que el conformismo generalizado “constituye una nueva clausura”. El mundo del se nos lleva nuevamente a Castoriadis cuando plantea la clausura de la significación como propia del individuo heterónomo. En contra partida, el auténtico dasein es liminal, es al borde del límite, tal como explica el mismo personaje. Como diría Heidegger es un ser para la muerte. Encontramos en esta escena, importantes coincidencias con lo que propone Tony Negri. Dice el personaje: “A través de la historia se ha intentado contener todas aquellas experiencias que están al borde del límite. Estamos en un momento muy importante de la historia donde las experiencias liminales, las que están al borde del límite se están convirtiendo en la norma”. De hecho, el autor de “Multitud” plantea que aunque nuestro planeta sea un “cuerpo enfermo” por la crisis global, nunca ha estado tan difundida como hoy la inquietud de libertad y democracia. Hay, según el autor, una voluntad democrática de poder evidente en nuestros días.   


 La concepción de la multitud como cuerpo está remitida en la película una y otra vez. Esta idea nos recuerda el concepto spinoziano del pueblo como un equivalente de Dios. Para Spinoza, el verdadero pueblo surge cuando esté se da cuenta de que es Dios (es autónomo, diría Castoriadis) y actúa como un solo cuerpo. De hecho, encontramos una conversación para ilustrar este tema, es la de la pareja en la cama. Durante esta charla los personajes hablan acerca de la conexión telepática que existe entre las personas. Una vez más podemos observar cómo está latente el pensamiento de Spinoza en estas ideas. En esta misma línea, Negri reflexionará acerca del ciclo global de luchas en tanto una red distribuida. Dice el autor: “Cada lucha local funciona como un nodo que comunica con todos los demás nodos sin que exista un centro de inteligencia. Cada lucha sigue siendo singular y está vinculada a sus condiciones locales, pero al mismo tiempo está inmersa en la red común (…) La extensión global de lo común no niega la singularidad de cada uno de los participantes en la red. El nuevo ciclo global de luchas organiza a la multitud y la moviliza”.

En una de las primeras escenas vemos una orquesta tratando de interpretar una obra. El mismo Negri es quien plantea a la multitud como una “orquesta sin director”.  Aunque en el caso del filme parece haber alguien que dirige, es esa voz la que propone que la música suene “fuera de tono y distante”, como saliendo de los límites. En el mismo sentido, el conductor del barco taxi al que ya hicimos referencia le dice al personaje: “No debe importar si coloreas dentro o fuera de las líneas. Yo coloreo fuera de la página. Que no me limiten”.

 De hecho, es la propia película la que se vuelve difícil de encuadrar en un estilo único. La banda de sonido de Waking Life nos recuerda mucho a los ritmos y matices de Astor Piazzolla. No es casual que este artista haya sido desacreditado en su tiempo por salirse de los esquemas supuestamente establecidos en torno a lo que es el tango como género.   

En este sentido, uno de los conceptos centrales que trabajamos en el seminario tiene que ver con  la propuesta de Negri acerca del éxodo. El autor plantea que la actitud  de rechazar el sometimiento del soberano es la insumisión más radical, la verdadera amenaza para el gobernante. Sin cuerpos el soberano no tiene a quien gobernar. La muerte del súbdito socava el poder del soberano, porque la soberanía es un sistema de poder dual.

Hay un momento del filme que, nos parece, es el que mejor refleja la idea de éxodo que presenta Negri. Nos referimos a la escena del hombre que se prende fuego. Sus palabras nos parecen significativas para relacionar con lo que venimos argumentando tanto de  Negri, como de Arendt y Castoriadis:

“Un hombre autodestructivo se siente totalmente alienado y solo. Es un extraño para la comunidad humana. Se dice a sí mismo <debo estar loco>. No se da cuenta de que la sociedad, al igual que él, tiene un interés personal en las catástrofes. Los medios ponen cara triste y las convierten en tragedias mundiales, pero todos sabemos que su función no es eliminar los males del mundo, sino convencernos de aceptarlos y acostumbrarnos a vivir con ellos. Quieren que seamos observadores pasivos. No nos han dado más opciones fuera del puramente simbólico acto participativo de votar (…) Es hora de mostrar mi inconformidad e insatisfacción ante los esquemas sociopolíticos y científicos, dejaré que se escuche mi falta de voz”.[4]

Después de pronunciar  estas palabras el personaje se prende fuego. Un acto que nos parece más que simbólico, teniendo en cuenta la concepción de Negri acerca de la muerte del súbdito como genuino acto de emancipación y liberación. En el oxímoron “dejaré que se escuche mi falta de voz” está más palpable que en ningún otro lugar de la película, la idea de éxodo.

Tal como sostiene Castoriadis, el mundo moderno vive en una ilusión constitucional: basta una constitución para que las cuestiones estén arregladas. Mientras estemos materialmente determinados, entonces, vamos  a confundir eso con la libertad real. El individuo posmoderno confunde independencia con libertad y autonomía.



En otro pasaje de la película, un individuo grita por un altoparlante “quiero libertad y es lo que deberían querer todos”. En esa línea se habla de la actitud de rechazar la sumisión. Metafóricamente, mientras su cólera aumenta el personaje va cambiando de color. Para expresar la furia de su enunciación el director eligió pintar su cara de color rojo. Esto nos recuerda a las palabras con que Negri cierra el capítulo “Democracia”: “Este mundo de cólera y amor es el fundamento real en el que descansa el poder constituyente de la multitud”.

Más adelante, este mismo personaje trae a Spinoza a nuestra mente: “Todos deberíamos tener la libertad de expresar nuestro odio e inseguridades porque el fin del control es hacernos sentir patéticos y pequeños, para que voluntariamente renunciemos a nuestra libertad, a nuestro destino. El siglo XXI debe ser la era en que la humanidad defienda algo puro y correcto, somos creatividad y espíritu dinámico que se rehúsa a ser sometido”.  El filósofo holandés dirá que los poderosos nos des-componen, nos quiere ver tristes, y creemos que es para que no seamos conscientes de nuestra capacidad de “hacer milagros”.


En este orden de cosas, hay una escena en la película que nos recuerda las alentadoras palaras de Arendt al hablar de lo milagroso de los seres humanos y, al mismo tiempo, nos permite pensar cómo se refleja a lo largo del filme la polisemia del término “soñar” de la que hablamos al principio. Un hombre mayor se pregunta cuál es el factor que evita que la gente logre su verdadero potencial, esto es, cuál es la característica humana más universal: ¿el temor o la pereza? Se trata, para el personaje, de combinar nuestras habilidades racionales reales con las posibilidades infinitas que nos otorga nuestra capacidad de soñar. Si podemos hacer esto, podremos hacer cualquier cosa. Este es uno de los sentidos posibles de la palabra “sueño”. El sueño en tanto motor hacia la acción.

En otro pasaje, una muchacha se topa con el protagonista y en la conversación que comparten, reflexionan acerca del hecho de que ya casi nadie sueña. Los soñadores han desaparecido. No porque no existan, sino porque se les ha olvidado. Surge entre ambos la idea de “dejar de ser hormigas”, de intentar cambiar eso, soñando todos los días, soñando con nuestras manos y nuestras mentes, ya que este es el mejor momento para estar vivos. Hay aquí vestigios del pensamiento heideggeriano acerca de la importancia del momento presente, sobre todo cuando la chica se refiere a “saborear la muerte”.

No obstante, creemos que la película muestra en distintos pasajes otra acepción del verbo soñar. Soñar como sinónimo de estar dormido, de la inautenticidad. De perderse la única experiencia genuina posible, que es ser ahí frente a la inminencia de la muerte. El protagonista se sincera con la mujer con quien charla en la estación al reconocer que hay momentos en los que su lucidez flaqueó durante su “viaje”. Ahora en cambio, se siente conectado, comprometido con el proceso activo que se está llevando a cabo. Otra vez, en relación con Heidegger expresará que cerca de la muerte está la exuberancia, la euforia repentina.

En la película, como planteamos anteriormente, es imposible un anclaje espacio temporal, sólo existe el instante, el momento presente, la pura posibilidad. En consonancia con esto, Negri dirá que el presente perpetuo es el único momento en el que actúa la multitud en sentido ontológico.

Volviendo a la escena de la conversación entre nuestro protagonista y la muchacha de la estación, creemos que ésta constituye uno de sus encuentros más genuinos, más sinceros. En ella se plantea el hecho de hacerse distinto de lo que se es a través del soñar. Pensamos con Negri que es éste el acto de amor definitivo, la democracia absoluta, democracia en sentido spinoziano, en ver al otro como un igual.


Para Negri “el amor significa que nuestro encuentros expansivos y continuas colaboraciones nos proporcionen el goce”.  Justamente, es esto lo que nos generó la propuesta del seminario y la confección de los trabajos, instancias que nos permitieron el goce de compartir los puntos de vista con nuestros compañeros y los profesores.

Para finalizar, creemos que para ser coherente con la dinámica que plantea la película, el autor eligió un final abierto, inconcluso. En efecto, no podemos determinar si la escena final implica la muerte del protagonista o el despertar a la vida. En cualquier caso, Heidegger consideraría que la inminencia de la muerte es el momento en el que el auténtico dasein despierta a la vida. Por otro lado, como intentamos demostrar a lo largo de estas páginas, el filme nos permitió encontrar interesantes relaciones con la mayoría de los textos propuestos por la cátedra.






[1] NEGRI, Tony: Multitud. Editorial Debate.
[2] NEGRI, Tony. Multitud. Editorial Debate.
[3] El destacado es nuestro.
[4] El destacado es nuestro.